DESALOJO DEL CSOA MAGERIT: EL ESTADO Y SUS VIOLENCIAS
La tarde del 12 de octubre – día en que el Régimen celebra el genocidio indígena – un grupo de personas volvió a okupar el CSOA Casablanca en la calle Santa Isabel, que a su vez había sido desalojado en una operación exclusivamente política el 19 de septiembre. A este nuevo centro se le dio el nombre de Magerit. La okupación fue breve. En sólo unas horas – con los juzgados de Madrid cerrados por festivo y con el fragor aún reciente del desfile militar que había recorrido las calles de Madrid – un nuevo despliegue de más de 100 UIPs se encargó de entrar con mazas en el local.
De nuevo a la ilegalidad de la okupación se opuso la ilegalidad del estado. Sin presentar orden de desalojo, con cientos de “policías” sin identificar y con disparos de pelotas de goma a los balcones cercanos donde vecin@s intentaban grabar el momento, el aparato estatal – con encapuchad@s incluid@s – recurría a la violencia para desmantelar un centro de cultura popular autónoma. Los efectos de esta política de ilegalidad del gobierno son muy graves. Una persona no pierde la condición de tal al cometer una ilegalidad. Pero la policía, al violar las leyes, entra en un proceso automático de desnaturalización: los agentes dejan de ser policía para convertirse en una guardia paramilitar al servicio de un grupo reducido dentro de la sociedad. Cuando la policía actúa bajo órdenes políticas, pasando por encima de la legalidad, ya no puede hablarse de Estado de Derecho – si es que alguien se creyó alguna vez ese camelo -.
Se trata de un retroceso a regímenes y sistemas donde los poderes legislativo, ejecutivo y judicial se concentran en las mismas personas, y se entremezclan en una monstruosa unidad de poder único. Por decirlo de manera pedante, supone estrangular a Montesquieu para poner en su lugar a Maquiavelo. Por decirlo de manera más pedestre, es la liquidación de los pocos resortes democráticos que van quedando en favor de una autarquía paramilitar.
La desobediencia a un régimen de esas características se impone ya como una necesidad de supervivencia y de higiene moral. La okupación de espacios abandonados se presenta ahora no como una cuestión jurídica o penal, sino como una cuestión de legitimidad y dignidad humana, y como un elemento de confrontación política. El gobierno lo sabe: detrás de los dos desalojos de Casablanca no hay ya una defensa de los intereses legales de empresas inmobiliarias especuladoras – la Audiencia Provincial había archivado el caso – sino una lucha exclusivamente política utilizando la policía como arma para defender unos presupuestos ideológicos por la fuerza y para debilitar en lo posible la disidencia política.
Ese mismo día la misma actuación policial ilegal, movida por los mismos objetivos políticos, volvía a repetirse en Madrid y de nuevo con inmuebles de la inmobiliaria Monteverde, en este caso los situados en la Plaza de España. Puede verse más información al respecto aquí: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/10/12/madrid/1350067256_339161.html
El CSOA Casablanca no sólo era un lugar de encuentro autónomo, de negación de la propiedad privada y de práctica de la libertad dentro de la ciudad, sino que alberga un ingente material documental sobre las luchas populares emprendidas desde el 15 de mayo de 2011, y antes. El Régimen se ha encargado de emparedar y sepultar ese material utilizando la violencia. La historia le juzgará por ello (como a todos los sistemas totalitarios), dado que los jueces del sistema han claudicado ante el poder político.
Incluimos material gráfico y periodístico sobre el desalojo. ¡Un desalojo, otra okupación!
June A. Gibbons, colaboradora de la Asamblea Antirepresiva en Madrid.
http://www.diagonalperiodico.net/Ocupacion-y-desalojo-del-Centro.html (Incluye fotos)
http://fotograccion.org/wp/2012/10/fotos-desalojo-del-csoa-magerit/ (Fotos)
http://maspublico.com/2012/10/13/los-antidisturbios-cercan-el-cso-magerit/